¿Qué tipo de conductor eres?

septiembre 24, 2025

Nuestra forma de conducir está influenciada por diversos factores: aptitudes, conocimientos, capacidades, habilidades, experiencia, personalidad e incluso nuestro estado de ánimo. Todos estos elementos determinan el estilo de conducción que desarrollamos con el tiempo.

Si simplificamos los estilos de conducción, podemos hablar de dos principales: conducción defensiva y conducción agresiva.

Conducción defensiva

La conducción defensiva se basa en la anticipación. Este estilo se enfoca en aplicar técnicas que permiten al conductor depender de su propio comportamiento para evitar peligros, previendo situaciones de riesgo antes de que se conviertan en incidentes.

Los conductores defensivos suelen ser:

  • Prudentes y observadores, siempre atentos a su entorno.
  • Respetuosos con los demás conductores, manteniendo la calma y la distancia de seguridad.
  • Conscientes de factores externos, como el clima, el estado de las carreteras o el tráfico según la hora del día.

Su objetivo principal es minimizar riesgos y aumentar la seguridad vial.

Conducción agresiva

Por el contrario, la conducción agresiva se caracteriza por ser arriesgada y poco considerada hacia los demás usuarios de la vía.

Algunas conductas comunes de los conductores agresivos incluyen:

  • Realizar maniobras peligrosas sin considerar a otros vehículos.
  • No respetar la distancia de seguridad.
  • Frenar y acelerar bruscamente.
  • Usar el claxon de forma excesiva.
  • Mostrar nerviosismo o enojo ante atascos o interrupciones.

Este estilo incrementa de manera significativa la probabilidad de accidentes y genera estrés en la conducción.

¿Qué tipo de conductor eres tú?

La realidad es que puede haber tantos estilos de conducción como personas al volante. Incluso un mismo conductor puede variar su actitud según el momento, el contexto o su estado emocional.

Aunque definirlos todos sería imposible, sí podemos identificar algunos perfiles comunes según ciertos hábitos y comportamientos al conducir:

  • Los dudosos: titubean al entrar a una rotonda o incorporarse a un carril de aceleración, causando atascos y situaciones de riesgo.
  • Los impacientes: arrancan antes de que el semáforo se ponga en verde o usan carriles exclusivos, como el de autobuses o bicicletas, para intentar ganar tiempo.
  • Los sabelotodo: critican constantemente a otros conductores, creyendo que todos son incompetentes.
  • Los dejados: posponen el mantenimiento del vehículo hasta que es absolutamente necesario.
  • Los fanáticos: llevan su coche constantemente al taller, lo lavan con frecuencia y lo mantienen impecable.
  • Los despistados: olvidan encender las luces, se pasan semáforos en rojo o se pierden desvíos por falta de atención.
  • Los acelerados: no respetan la distancia de seguridad y presionan a otros conductores con las luces largas o el claxon para que se aparten.
  • Los amables: ceden el paso a peatones y otros conductores, priorizando la cortesía sobre el tiempo.
  • Los confiados: subestiman los riesgos, como conducir después de haber bebido “solo un par de copas”.
  • Los miedosos: prefieren no conducir solos y se sienten inseguros al volante.
  • Los solitarios: disfrutan manejar largas distancias por el simple placer de conducir.
  • Los anarquistas: ignoran las normas de tránsito y conducen a su manera.
  • Los “Fernando Alonso”: se comportan como si estuvieran en una pista de carreras, manejando a gran velocidad.

Existen conductores responsables y otros que ponen en riesgo la seguridad vial. Reconocer nuestro estilo de conducción y trabajar en mejorar nuestros hábitos es clave para conducir de forma segura y respetuosa, protegiendo no solo nuestra vida, sino también la de quienes nos rodean.

  • Compartir:

También te Podría Gustar

0 comentarios